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domingo, 16 de enero de 2011

El hombre verso


En aquella cuidad, nació una
leyenda, la de un muchacho y su
habilidad. Su voz, su habla, sus palabras
con sus alas. Huérfano, pero sano de
amor, calles son su hábitat, su bolígrafo
lleno de rencor. Miradas le hieren, sus
sueños son sus amigos mas fieles.
Mientras que por dentro crecían el diablo
o el ángel.

Su infancia muerta o dormida,
Los edificios sus recitados oían,
el asfalto sus pies abrazaban día
a día. Su entorno, repleto de caballeros
de la rima. Abucheos por no ser nadie,
él sintió orgullo por su sangre, la de
un poeta que surca por estas calles
heladas. De pronto él dijo - Domare el
silencio de vuestras palabras -

En momentos en donde la ira
su ser completamente rocía, estrofas
rápidamente recita, mientras lágrimas
bañan sus mejillas. Cuando este momento
se termina, un grito exorbitante sale de
su boca solitaria y fría.

- ¡Que callen estos murmullos de mi
odio! ¡Dejadme! Dejad que escriba
para enfrentarme a mis miedos, hacer
de mi corazón un guerrero, dejad que
bese a la tristeza. Quiero danzar al
son de los violines de los vientos -
Mientras su corazón se adormecía,
palabras tristes de su alma salían:

- Digna posesión de mis lamentos
huye de mi, te lo ruego. Vida, no
dejes que muera, no dejes que
sean bestias mis versos. -

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