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viernes, 17 de febrero de 2012

LA MISMA CALLE ALLA A LO LEJOS



Cada día piso la mirada de cada charco,
contemplo un amanecer ya desbordado,
gentío busca su camino,
cada uno por su lado.

Tenue silva la urbe y sus baladas matinales ya se están enredando.
Ya ansío el silencio, su pasión y su pueblo,
truena tu presencia por estas paredes,
pero te desmayas sobre el estruendo.

Descansa silencio lento,
hermano de la muerte,
yo seré tu pueblo,
te encontrarás con el amor
y te ensuciarás con su estiércol.

Soy carne soñando sobre cementos,
desbordo de imaginación en constante crecimiento.
Aquel saxofón que erizaba la piel del cielo,
por algunas monedas trepaba su canto de blues y acero.
 Volveré a discutir con el viento,
¿por qué sólo me trajo amor de vino y no de guitarra?
Cual canto siempre abierto.

Niños ebrios de inocencia tranquila,
vuelan y no arden sus puras sonrisas.
Jugad entre parques,
armados de vuestros corazones amantes,
antes que el desacato pueble vuestros paladares
y gustéis sus besos seductores.

Brillan las rosas grises de tu camino,
ya no sonríen tus ojos tras este bulevar
y tu desnudez íntima se desploma sobre un dulce color caído.
Sobre la melancolía de la blanca paloma el poeta lloró,
dejando el peso del beso y ahora solo ama con color.

Delirios de este asfalto torturado,
cantas como el fuego y sueñas con un dulce letargo.
Tu piel canta a un castigo demasiado largo.
Cuidad de sueños y resacas, gime tu diversión,
tu desobediencia y tus noches se deshacen entre caladas.

Ya perdidas están tus alas,
ya no eres pájaro de enero,
ya solo eres la consolación del agua.
Nos dejamos morir sobre las manos de la vida,
cuando agoniza el piano, la vida se acaba...

Historia interrumpida.
Soy orador de siete quizases y de secretos del lodo,
arrastro enfermedad palpitante,
por siempre hijo del sollozo.
Joven tenaz deslumbrante,
camino junto a mi poetisa sangre.

¿Al cielo? Y a cualquier parte.
Y es que los poetas morimos mas allá del arte,
mientras el amor sonríe y se expande.