Despertaron los ríos, despertó la piel del cielo, ya cantaron los montes, falleció el mes de enero.
Ya derramaron las sangres, lloraron corazones pasajeros. Ya rieron los cobardes, entristecido el amor, los demás le siguieron.
Me esperas, a mi y a mi corazón soldado, que guerras sin amor a traspasado, pero fría bala ladra y anida en mi costado. Lluvias hacen sonreír y danzar a los trigos. Tus lágrimas perecieron entre tus mejillas dejando fallecer su filo, como las del cielo pero sobre un barro húmedo, vencido. Tu melancolía entona una suave melodía de Jazz, trepando mas y mas, pero extranjera ella, no sabe hacia donde va. Tus ojos devoraron lunas, devoraron horas, se cierra mientras tiembla tu roja amapola y lloriquea tu vida, ella, triste y sola. Desconocido árbol que lloraba, ignorancia fría y mustia tu le brindabas, por temor a que te ame si le ofrecías tus palabras. Contemplas como las hojas de otoño galopan sin saber donde morir y persigues aquellas alas que te alejan de lo ruin. Fuiste triste aroma de piano, tu sangre ruge y hierve sola en vano. Te armas de sueños imposibles para sentirte a salvo. Conquistasté los cielos, los infinitos océanos, las tierras que lloraron y la pasión de los muertos que vida y amor derramaron. Desnuda, emocionas tinteros de poetas, los enloqueces mostrando pasiones, que sobre tus senos tropiezan. Se tu la real dama, que brille sin cesar sobre muertas armas y que encamine gotas del alma para corazones que te reclaman. Frió otoño y sus garras, desflora estos campos mientras el triste lodo canta, para ahuyentar el dolor maldito, por si no aguanta. Y yo soy nada mas que barro, soy palo acribillado y polvo destartalado. Me veras nacer si me sientes sobre tu regazo, no escuches si aulla el fuego y resguardate tras nuestro lazo. Castigada esta tu boca, castigados están tus besos, ya solo acaricias aire y bailas sola en los meses de enero. Sobre paraísos de colores negros te observo, bajo tierra hasta escucho gritar el cielo. Siento frió y un miedo enfermo. Vida que sangrasté cuando relamisté este suelo, entre ataudes desolados me emociono, muero, pero tu no cesaras de existir sobre la piel de un grito eterno.