Otra tarde más en la que hago mía esa perfecta canción de Vinnie Paz, en la que mis brazos ondean la oscuridad de mi habitación. Mi cara ya es un poema de aquel escritor llamado lágrima, una expresion de fragilidad y enfado, el oceano de mis ojos ya es infierno, una lastima.
Mi barba ya insinúa locura, que el corazón grita, y sus llantos son molestos para mi alma desnuda.
La misma canción suena en bucle, estas paredes ya se cansan de ella, pero me da igual, ya nada me aturde. Su Do, Re, Mi, Sol capta mi atención, ignorando el gris color del domingo y su depresión.
Atención;
¿Como lucir mis alas de oro sobre un cielo oscuro? Si ni siquiera Dios lo cambia o el viento
y su estornudo.
La letra de esta canción ya cansan mis labios secos, mis brazos también cansados ya no bailan, pero mis oídos son incansables, están demasiado atentos. Porque la vida es escuchar, amor sea o lamento.
Al acabar, miles de poemas sobre mi pecho se han abierto, demuestran su luz, su mensaje, sus derechos.
Y es que es una tontería, pero es así como me siento, alcanzar el cielo a través de la pluma,
es lo que llevo dentro.
